Ecosistemas terrestres


Los ecosistemas terrestres engloban una gran variedad de hábitats distribuidos por todo el globo terráqueo, y son aquellos cuyos organismos, flora y fauna, se desarrollan sobre el suelo o en el subsuelo.
Estos ecosistemas reúnen la mayor riqueza biológica debido a la gran variedad de factores que los condicionan. Las características de la flora y la fauna que vive en cada uno de estos ecosistemas terrestres son diferentes al estar adaptadas a sus respectivos hábitats con condiciones específicas, como pueden ser la disponibilidad de agua (de vital importancia para su hidratación), la radiación solar o la disponibilidad de alimento y nutrientes. Es cuando se producen cambios bruscos en ellos cuando estas especies comienzan a presentar dificultades para sobrevivir en estos hábitats, teniendo que migrar, muriendo e incluso extinguiéndose.

TIPOS DE ECOSISTEMAS TERRESTRES:


BOSQUES: 

Son los ecosistemas terrestres que cuentan con una mayor riqueza en su biodiversidad precisamente debido a lo frondoso de la flora que los caracteriza. Se dividen en dos tipos, los bosques frondosos, caracterizados por tener árboles de hoja ancha, y los bosques de coníferas, caracterizados por contar con hojas de tipo acicular.


SELVA

Se trata de un bosque frondoso que destaca por ser el ecosistema donde la riqueza de la biodiversidad es más abundante. Se localizan en zonas tropicales y subtropicales y están asociadas a zonas muy húmedas y muy lluviosas. Un buen ejemplo de este tipo de ecosistema terrestre lo encontramos en la selva del Amazonas.

BOSQUE SECO: 

También constituye un bosque frondoso y se localiza en zonas tropicales y subtropicales. Pero, en este caso, se trata de un ecosistema donde las lluvias son menos abundantes. Los podemos encontrar en algunas regiones de India, el sudeste asiático, algunas zonas de México o en el Caribe entre otros.

BOSQUE TEMPLADO DE FRONDOSAS:

Como su nombre indica, también se trata de un bosque de plantas frondosas. Son bosques que se dan en zonas aún menos húmedas, pero con marcadas épocas de lluvias. El mejor ejemplo lo encontramos en los bosques mediterráneos.


TAIGA: 

Se trata del primero de los bosques de coníferas. Su suelen ubicar en zonas frías, lo que implica una biodiversidad menor. El suelo presenta musgos de diversos tipos, así como líquenes. Lo encontramos principalmente en países como Canadá y Rusia, así como en la península Escandinava.


BOSQUE TEMPLADO DE CONÍFERAS: 

Otro tipo de bosque de coníferas. Se caracteriza por estar formado por árboles como el pino, el cedro, el abeto o la secoya o secuoya. Se ubican en zonas elevadas y de clima templado. Los podemos encontrar tanto en Norteamérica como en Europa y Asia, así como en algunas regiones de la cordillera del Atlas, en África.


BOSQUE SUBTROPICAL DE CONÍFERAS: 

Como su nombre indica, se trata de un bosque de coníferas pero que se localiza en las regiones subtropicales. Su principal representante lo encontramos en el pino, y algunos ejemplos los encontramos en México y el Caribe, el norte de la India y Filipinas.

MATORRALES: 

Otro de los ecosistemas naturales terrestres que encontramos en nuestro planeta más allá de los bosques son los ecosistemas de matorrales. En este caso, se caracterizan por la ausencia de árboles y, en su lugar, encontramos vegetación de un tamaño mediano, tales como arbustos o matorrales.


PÁRAMO: 

Son matorrales asociados a un clima húmedo y de montaña, es decir, de gran altitud. Se pueden encontrar tanto en América como en África, así como, especialmente, en Nueva Guinea


PRADERA: 

Un herbazal propio de climas templados y zonas con una época de lluvias muy definida. Son los terrenos que el ser humano prefiere a la hora de convertirlos en zonas agrarias. Las praderas se pueden encontrar en muchas zonas del planeta, aunque cabría destacar el centro de los Estados Unidos como una de las más grandes de todas.

SABANA: 

Un herbazal propio de las zonas tropicales o subtropicales y que acostumbra a ser limítrofe con zonas de selva. El centro del continente africano es el ejemplo por antonomasia, aunque también podemos encontrarlo en el norte de Australia y algunas zonas de América del sur.

DESIERTO: 

Se trata de un ecosistema que se caracteriza por un gran calor y por una gran ausencia de humedad. Los desiertos se pueden encontrar en zonas muy variadas y los ejemplos más extremos, y claros, los encontramos en el desierto del Sáhara y la zona de Oriente Medio.

INDLANDSIS: 

Se trata de un desierto polar. En este caso, el frío y la humedad han creado una superficie constantemente congelada, por lo que la mayor parte de su biodiversidad se concentra en los límites de las zonas heladas. Lo encontramos principalmente en la zona del Ártico y en el continente de la Antártida.


CARACTERÍSTICAS DE LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES:

las características específicas de estos sistemas biológicos dependen de los distintos tipos de ecosistema terrestre, los cuales se diferencian unos de otros en función de dos tipos de factores que influyen sobre ellos: los factores abióticos y los factores bióticos, relacionados con los seres vivos que habitan en él.
Entre los factores abióticos, que van a determinar las formas de vida vegetales y animales que se encontrarán en un determinado ecosistema, destacan:
ü  El clima: precipitaciones, temperatura, luminosidad, presión, etc.
ü  El suelo: fertilidad, capacidad de filtración, salinidad.
ü  La humedad y la disponibilidad de agua.
ü  El relieve.
ü  La altitud.
ü  La latitud.
ü  La disponibilidad de nutrientes.
En cuanto a los factores bióticos podemos encontrar una gran variedad de seres vivos que van desde organismos unicelulares hasta grandes animales y plantas. La principal característica de los seres vivos que se encuentran en estos ecosistemas es que necesitan el oxígeno para vivir.

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